¡No tengo el pelo azul!
- Daniela
- 6 ene
- 3 Min. de lectura
Hoy hablaba con una amiga de cómo estuvo mi inicio de año, y no, no estuvo como yo hubiera querido. Así que aproveché y le conté cómo me he estado sintiendo estos primeros días del 2025, parte para desahogarme y en parte para que me diera un poquito de ese confort que solo ella sabe dar. En resumen: pasé por una pequeña crisis existencial, de esas que hace mucho tiempo no tenía, y a este punto deben estar queriendo que les cuente el chisme, yo sé, pero esa parte del cuento me la voy a guardar, esa parte que originó esta crisis, me la voy a dejar para mí porque no vale la pena ni siquiera seguirla contando.
En fin, en este año nuevo pasaron algunas cosas que me hicieron dudar de mi forma de ser. Me cuestioné muchísimo si mis acciones, mi carácter y mi personalidad estaban mal y si debia cambiarlas, ¿se imaginan? Esa personalidad que cuesta tanto encontrar y construir cuando estamos creciendo, me la estaba cuestionando. Yo sé que todos tenemos oportunidad para mejorar, que no tenemos una actitud perfecta ante la vida y los demás, pero de eso, a querer cambiarse uno mismo de la forma en la que yo estaba pensando, hay un abismo de diferencia.
Sé que estoy lejos de ser perfecta, sé que tengo muchos mecanismos de defensa que disfrazo de chistes malos y uno que otro sarcasmo para no mostrarme vulnerable ante de los demás, pero también sé que tengo un corazón gigante, que soy compasiva, que creo en la bondad de las personas, que confío en la gente, que me gusta reírme de mis desgracias y hacer reír a los demás, que tengo una capacidad enorme para perdonar, que saco uno que otro chiste en los momentos menos oportunos (algunas personas lo odian, otras lo disfrutan), que soy intensa y que aunque algo me dé miedo o verguenza igual lo hago porque a este mundo vine a vivir y a arriesgarme. Sí, estos días me he cuestionado muchas veces si mi forma de ser aleja a los demás y a lo mejor sí, ¿pero es esa gente, entonces, la que quiero tener en mi vida?
Ahí fue cuando mi amiga me contó de la teoría del pelo azul, que va mas o menos así: "Imagina que vas caminando por la calle y se te acerca una persona que te dice que no le gusta tu pelo azul, vos te diriges a esa persona, muy confundidx, y le decís que no tenés el pelo azul, pero esta persona insiste en que no le gusta tu pelo azul y vos seguís discutiendo de que no tenés el pelo azul, a tal punto que ya te empieza a parecer gracioso y comenzás a pensar ¿qué putas consumió esta persona que te esta viendo el pelo azul? y nada mas te alejas sabiendo que esa persona esta mal, con la seguridad de que no tenés el pelo azul y continuas con tu vida como si nada". No sé a ustedes, pero a mí esta teoría me encantó. ¿Cuántas veces no dejamos que lo que los demás piensen de nosotros nos afecte?, ¿cuánta falta nos hace ser más seguros de nosotros mismos y saber que no tenemos el pelo azul, no importa lo que piense la persona del frente? No me refiero a no ser humildes cuando toca y aceptar que estamos mal en algo de ser necesario, me refiero a tambien estar seguros y orgullosos de nosotros mismos y de quienes somos, tener claro cuando no estamos mal y no dejar que la opinión de alguien más nos haga cuestionarnos a nosotros mismos porque seamos realistas, no le vamos a quedar bien siempre a todo el mundo, y eso también está bien.
No, yo no tengo el pelo azul, y me duele mucho habermelo cuestionado tanto en estos dias. Me duele mucho haber dudado de mí y de la persona que soy. Sí, la cago muchas veces, más de las que me siento orgullosa, pero así de mucho aprendo, y esas cagadas han ido construyéndome, además de que le caigo super bien a la persona que más importa para mí, yo misma. Si yo estoy bien conmigo, estaré bien con las personas que vale la pena, y a los que no les guste, pues nada hacemos en la vida del otro, ¿verdad?
Comments