¿Y por qué no?

¿A ustedes qué les da miedo? A mí, entre todas las cosas que me dan miedo, una de ellas es arriesgarme. Siempre he sido una persona demasiado precavida, pero demasiado. Antes pensaba que era algo bueno, luego con los años me he ido dando cuenta que no ha sido tan positivo.

¿De cuántas cosas me he perdido por miedosa?, ¿cuántas oportunidades he dejado pasar? ni siquiera quiero empezar a pensarlo, primero, porque no vale la pena, y segundo, porque lo que importa es hacer un cambio antes que arrepentirse por lo que ya pasó, o en este caso, lo que no pasó. Y no me lo tomen a mal, todo lo que he vivido, bueno o malo, no lo cambiaría, pero sí me hubiera gustado arriesgarme más, decir más veces: “¿qué importa? Luego me muero mañana” porque he aprendido que cuando lo digo, siempre me llevo algo, una aventura, un nuevo aprendizaje… algo.

Este mes apenas va por la mitad y creo que he tomado más riesgos que en toda mi vida, y no crean, estoy ATERRADA, pero también estoy feliz, porque parte de tomar esos riesgos ha sido ponerme de prioridad, buscar lo que me hace feliz, aprovechar el momento en el que estoy hoy. Y creo que escribo esto porque quiero que más personas miedosas como yo, ya no lo sean, porque no vale la pena, pecamos de cuidadosos y no nos damos cuenta de lo que podríamos estar desaprovechando.

Sé que es una frase muy trillada, pero vida solo hay una, ¡aprovechémosla! Sé que también queremos cuidarnos, no queremos que algo salga mal, no queremos equivocarnos, pero ¿saben qué? La vida es eso, la vida es equivocarnos, pasar alguna vergüenza, ”pelárnosla”… ¿si no es hoy, entonces cuándo? Si podemos darnos ese gusto, ¡hagámoslo!, ¡lo merecemos!

Aparte de mí, muchas personas a mi alrededor se han estado arriesgando últimamente, ¡y me encanta! estoy tan orgullosa de verlos ir por lo que quieren, verlos cumplir sus sueños, darse sus gustos, y sin saberlo, hasta me han inspirado.

Hagan esa compra, hagan ese viaje, alquilen ese apartamento, vayan por ese proyecto, manden ese mensaje, ¡VIVAN! Lo peor que puede pasar es que metamos la pata y ya, ¿saben por qué no importa meter la pata? Porque todo tiene arreglo. Al final, todo podría salir bien, lo que cuál sucede la mayoría del tiempo cuando somos positivos al respecto. He aprendido que muchas veces somos nosotros mismos los que nos hacemos esa zancadilla que nos hace caer, nuestros propios pensamientos negativos son nuestra condena. Yo soy una gran catastrófica, pienso el peor de los escenarios, me pongo una presión encima horrible, y ya me cansé. Me cansé de perderme todo lo que me he ganado disfrutar. ¡No sean como yo!

Como siempre, la foto del blog tiene que ir relacionado con lo que escribo, por eso la de hoy es sobre una de las veces que sí me arriesgué a pesar de que tuviera miedo, ¡y todo salió bien! Quiero recodarme que todo siempre sale bien, aunque eso no signifique que salga como yo quiero. Mis mayores aventuras han sido un riesgo, y las he amado muchísimo. Ustedes también vayan a amar sus aventuras. ❣️